Freddy está en el infierno, todos le han olvidado y por ello no puede regresar a los sueños de los adolescentes para seguir matando. Por ello se hace pasar por la madre de Jason en un sueño para hacerle resucitar. Pero Jason va a su bola y mata a todo lo que se le pone a tiro, cosa que cabrea a Freddy y terminan enfrentándose.
Si bien por una parte tenemos el regreso de Robert Englund como Freddy por ultima vez, por otra Kane Hodder no volvió a encarnar a Jason. Esta vez lo interpreta Ken Kirzinger un actor que hizo de doble de escenas peligrosas en la 8ª parte. Como dato curioso es el actor más alto que le ha interpretado, además ese fue el motivo del cambio de actor. De nuevo ofrecieron el papel de madre de Jason a Betsy Palmer, lo rechazó diciendo que era demasiado pequeño para ella y se lo dieron a Paula Shaw.
Atentos a la breve aparición de Evangeline Lilly en el instituto, cuesta bastante encontrarla.

Vamos con las explicaciones que nadie pidió nunca pero que da esta película. Como por ejemplo que Jason era un chico deforme antes de ahogarse, cosa me parece totalmente ridícula. Para empezar Jason tal y como aparece en la primera película de la saga llevaba bajo el agua más de 20 años, lo cual deformaría a cualquiera.

El aspecto de Freddy va cambiando a medida que se enfada, llega un momento que parece un demonio rojo. Es algo que tampoco salía en ninguna película, el es capaz de transformarse en diferentes cosas pero siempre manteniendo los rasgos de su cara.


Pero vamos, todo eso se queda en nada cuando el principal problema de esta película es que es decepcionante. Salvo un par de escenas en las que se pegan de tú a tú el resto son combates sin gracia en los que básicamente uno le da un golpe al otro y sale volando.

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