
En él Gwen es la protagonista, una zombie que trabaja de sepulturera junto a tres tíos y que aprovecha su oficio para robar cerebros de los muertos una vez al mes.
Pero no sólo eso, tiene dos amigos. El primero es una fantasma llamada Ellie que murió en los años 60 y el segundo un hombre-terrier llamado Scott (aunque ella le llama Spot), osea cuando sale la luna llena se convierte en un perro como Totó, el de "The Wizard of Oz" (1939).
Ese es el planteamiento pero durante los 28 números se irán añadiendo más y más personajes, como por ejemplo los amigos de Scott son dos frikis, hay una vampiresas que tienen un negocio de paintball, un momio llamado Amón casado con una mujer-jaguar, un monstruo de Frankenstein, el cerebro de un científico ruso que habla en una cafetera, un chimpacé poseído por el abuelo de Scott, cazamonstruos legendarios, una agencia secreta de presidentes muertos... imagino que a estas alturas a alguno le habrá reventado un par de neuronas, lo comprendo, a mí me pasaría.

En general no me ha parecido una mala historia, de hecho la parte final es bestial, pero tiende a repetirse mucho y cada número se hace cortísimo. Pero todo va encajando e incluso el título tiene lógica al final.
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