Drag Me To Hell (2009)

Una de terror de Sam Raimi, a ver qué tal.

Christine Brown es una empleada de banco encargada de los préstamos. Tiene un novio cuya madre no para de decirle que debería buscarse a una chica más adecuada para él y una posibilidad de ascender a un puesto mejor en su trabajo aunque tiene un rival que se lo pone difícil. Un día una señora mayor llamada Ganush le pide ayuda a ella porque están a punto de embargarle la casa, pero la política del banco les impide dar más ayudas a partir de un cierto punto y por ello la señora se enfada y le agrede, lanzándole una maldición.

Tiene algunas referencias indirectas a la saga "The Evil Dead" (1981), por ejemplo en casa de la protagonista vemos un cuadro con un barco que es igual al logo de la compañía productora de dicha saga o el novio comenta algo de una casa de madera que tiene en un bosque y también sale el mismo coche. De hecho iba a salir Bruce Campbell en un papel menor pero tenía mucho lío en aquel momento.

Durante la pelea en el coche la señora Ganush dice unas palabras en Húngaro, concretamente "Az ördög szálljon beléd!", se traduciría como "¡Que el demonio se introduzca en tí!", más o menos. Y también dice dos veces la palabra "szajha", que viene a ser "puta".

Sobre los actores, la protagonista es Alison Lohman, quizás la recordéis por su papel en "Big Fish" (2003). El novio es interpretado por Justin Long, su papel mas llamativo es el de "Live Free or Die Hard" (2007) y también fue el "chico Mac" en los anuncios de Apple. Por último tenemos a David Paymer como el director del banco, un actor secundario bastante reconocible, ha salido en películas como "Payback" (1999) o "Quiz Show" (1994).

Han habido dos escenas que no me han acabado de gustar, bueno tampoco es que sea una película de 10. La primera es la del funeral donde salen demasiadas cosas que coinciden con la pelea y la segunda es cuando le cae una cruz en la cabeza y no tiene ni siquiera una ligera marca. Seguramente hay más pero esas dos las podrían haber cuidado un poco más.

En fin, mucho susto imbécil (bastante predecibles esta vez), mucho demonio suelto destrozando cosas (al más puro estilo Raimi) y un final que, para variar, me ha gustado. Para pasar el rato y poco más.