Tras volver a su vida normal, Alice Jarret y su marido Martin entran a vivir a una casa enorme que necesita algunas renovaciones. Es un trabajo bastante complejo y cuando por fin se acuestan ella escucha el sonido de herramientas y va a ver qué pasa. Es un carpintero que sigue trabajando y a ella le parece bien. Al día siguiente el marido se va con su amante y ella recibe la visita de otro de los trabajadores quien trata de acostarse con ella, a pesar de que ella no le quiere allí. Por suerte el carpintero decide tomar cartas en el asunto y lo mata.
Esta película es peculiar en varios sentidos. Por una parte siempre me gustó el planteamiento de un asesino carpintero, pero por otro la recuerdo como que daba poco de sí, que no se aprovechaba demasiado ese potencial. Tendré que volver a verla para comprobarlo, pero aunque hayan pasado décadas la sensación la tengo muy clara.
La película empieza con una mujer que ha sido internada en un psiquiátrico, mientras su marido se hace cargo de todo.
En realidad me hace gracia que al violador le preocupe más que alguien siga trabajando que seguir violando a la mujer. Dicho lo cual, el carpintero le corta los brazos con una facilidad extrema y el otro no dice ni mu.
Por otra parte ella acepta de buen grado el hecho de que tiene a un asesino en serie trabajando por las noches en su casa, que en realidad es la de él.
El marido la caga pero bien, no sólo tiene de amante a una de sus estudiantes sino que la deja embarazada.
Los diferentes asesinatos están justificados pero me llama la atención que algunas de las víctimas acepten su destino con tanta facilidad.
Vale que no es un peliculón pero juega bien un poco con la ambigüedad de si el carpintero es real o un fantasma o quizás sea producto de la imaginación de Alice. Además la cantidad de muertes no es elevada pero son todas diferentes.
El mayor pero que le veo es que al final descubrimos que si "le haces daño" a la casa lo sufre él mismo, es la manera de vencerle.
Ahora entiendo mejor por qué no tuvo una secuela en su momento.
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